Una vez conocido el reparto de concejalías del nuevo Gobierno de Aranjuez es un paso más hacia la normalización de la gestión de una ciudad. Pasos que son encaje de bolillos porque la alcaldesa Martínez tiene que hacer verdaderos puzzles para contentar al amplio y dispar abanico de socios, unos de investidura, y otros de futuras votaciones de la gobernabilidad del día a día, que deben dejar que los proyectos y decisiones como alcaldesa vayan tomando forma y no se tumben a la primera de cambio.
Gobernar con únicamente seis concejales obliga a ser muy dialogante y tener mucha mano izquierda, algo que no ha sido el fuerte de Martínez en el pasado, y que si ahora quiere tener un gobierno que le permita mantenerse los cuatro años de legislatura debe practicar. No caben los favoritismos ni las imposiciones, la alcaldesa debe ser una alcaldesa de todos y para todos, debe ser permeable a las sugerencias y apuestas de los grupos que la sustentan e incorporarlas al día a día para que nuestra ciudad sea la ultima beneficiaria de los esfuerzos.
Como digo, en un gobierno en minoría no deben existir los favoritismos por muy pocas ganas que tengas de sentarte a la mesa, o mantener un contacto con determinadas personas que no consideras de tu cuerda, el talante debe imperar y el cargo por encima de los sentimientos.
El reparto de medios tanto a los concejales como a los grupos políticos ha traído la primera muestra de lo que vale apoyar una investidura, los grupos de la izquierda han montado en cólera sintiéndose claramente agraviados. En esta ocasión no ven justo el reparto, cuando en sus tiempos de gobierno hicieron algo parecido a la inversa, por suerte para unos y desgracia para otros la vida es una noria.
Entre tanto la cotidianeidad del día a día de la ciudad continúa y con ello las obras y proyectos aprobadas por el Gobierno anterior, al César lo que es del César, y que el nuevo Gobierno debe vigilar que se cumplan con la escrupulosidad que reza en los proyectos.
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