martes, 29 de abril de 2025

Editorial: España se fundió a negro

 Ayer tuvimos un episodio excepcional, uno mas de los que venimos sufriendo en los últimos años. Y es que ayer alguien, el destino o vete a saber quién, le dio al botón del RESET nacional dejando a España sin luz, y el caos se adueñó de nosotros.

Ayer nos dimos cuenta y volvimos a valorar las comodidades de la sociedad en la que vivimos, el simple hecho de darle a un botón y que tengamos luz, de llamar por teléfono o el más básico de poder tomar una simple comida caliente.

Ayer nos quedamos sin luz e incomunicados socialmente, los teléfonos no funcionaban, no había conexión a internet y por tanto no podíamos subir una fotografía con carita de pena de lo tristes que estábamos por no tener wifi. Muchos por obligación laboral, y otros por exclusivo consumismo social y postural no pudimos transmitir un punto de calma, una aportación informativa de servicio público, o un relato de la realidad que sufríamos.

Ayer volvimos a ver niños en los parques jugando, padres con sus hijos de paseo y hablando con ellos, en definitiva vecindad. En un mundo tan asocial en las relaciones personales como el que vivimos, en la interacción cara a cara con nuestros iguales y no a través de un perfil social, o una pantalla de por medio, fue muy grato ver grupos charlando animadamente, y no cada uno escudado en su móvil comentando en una red social lo bien que lo estaba pasando con el amigo de al lado con el que no cruzaba palabra en persona.

Ayer fue también un día en el que dar la cara, en el que los políticos responsables, de raza, comprometidos con sus ciudadanos eran los primeros en estar ahí, en participar  junto a los técnicos en decisiones de calado, en ofrecer ayuda y apoyo moral a quienes sin descanso estaban sacando atrapados en los ascensores, regulando el tráfico en un cruce, o velando porque la paz social fuera una prioridad. Un día en el que se vio quien siente la política y el compromiso con sus vecinos, y quienes están en política porque es una salida cojonudamente cómoda, y perdónenme la expresión, para un presente laboral temporal en el que percibir un sueldo por hacer lo justo frente al respetable.

Ayer vimos que los ciudadanos somos grandes seres humanos, solidarios, capaces de superar adversidades, y éticamente competentes para no consentir que el político de turno nos enfrente, pretenda crear rivalidades o bandos. Ciudadanos que debemos saber separar el grano de la paja, la verdad del bulo mediático, de cultivar el criterio decisorio sobre lo que queremos, apoyamos y defendemos en ocasiones con una venda de fanatismo en los ojos.

Los ciudadanos somos grandes, tenemos un espíritu de sociedad que no debería mancillarse con cuatro eslóganes coralmente repetidos, y debemos valorar y castigar a quien justamente lo merece.





No hay comentarios:

Publicar un comentario