viernes, 28 de febrero de 2025

Arbitros


 Recientemente leía en el diario MARCA un artículo que hacía referencia, y así recogía el titular del mismo, a “Cuando el Fútbol Pierde su Esencia y Raíces” y yo añadiría y “La Pasión”.

Viene esto ahora a cuento tras la situación vivida el pasado domingo día 23 en Villaconejos con motivo del partido que enfrentaba a nuestro primer equipo con el Deportivo Ciempozuelos con resultado ya conocido y favorable a estos por 1-0 donde el colegiado del encuentro, decidía enviar a los vestuarios a los dos contendientes a falta de siete minutos para llegar al final del tiempo reglamentario, aplicando, según él, el “protocolo de violencia verbal” por unos supuestos insultos que desde un sector del campo estaba recibiendo por parte, manifestaba y así lo recogía en el acta, de aficionados del Real Aranjuez CF.

Pues bien, esos insultos que solo él fue capaz de escuchar y que recogía en el mencionado acta, no son ciertos ya que solo la palabra que pudo escuchar fue, cuando tomaba esa drástica y nada coherente decisión, la de PAYASO.

Es verdad que, cinco minutos después, rectificaba y el partido, aplicando la lógica y el sentido común puesto que la decisión adoptada había sido exagerada, se reanudaba sin, como había sido hasta entonces, incidentes de ningún tipo.

Ahora bien, argumentado esto, considerando que quien esto firma obviamente entiende el complicado y difícil trabajo de un colegiado y, a partir de ahí, respetando esas circunstancias no es menos cierto que, en algunos casos, el árbitro no es capaz de entender que el protagonismo en un partido de fútbol no le corresponde a él y que, posiblemente, a remolque de la actualidad arbitral con los Munuera, Cuadra, Alberola, Muñiz...ahora extremadamente sensibles estos “otros” colegiados de categorías más bajas y distantes de los “elegidos”, tengan ahora la “piel muy fina”.

Coincidiremos en que, con VAR o sin él, con modificaciones en el reglamento y otras lindeces del fútbol actual, el fútbol debería seguir siendo de los jugadores y entrenadores siendo la figura de un árbitro, un elemento esencial es verdad, por el que, no nos engañemos, nadie paga una entrada por verle.

Pero algunos de estos no lo entienden o no terminan de asumirlo y exageran el papel que deben desempeñar y el protagonismo no solo dirigiendo dentro del terreno de juego un encuentro sino igualmente con una prepotencia que raya lo tolerable a su llegada a las instalaciones, en el calentamiento o en sus conversaciones con delegados y/o capitanes, etc.

Es verdad que el fútbol, al menos desde que uno tiene uso de razón, cuando lo vives con pasión nos lleva a mostrar nuestros enfados y protestas por decisiones arbitrales que entendemos no defienden los intereses de nuestros colores teniendo en cuenta, eso sí, que en este deporte es obvio que se reparten, entre todos, los aciertos y los errores.

No voy a justificar nunca el insulto al árbitro o asistentes, pero en este llamado “Deporte Rey”, sin llegar a entender muy bien ahora esas nuevas reglas, no se trata de aplaudir el todo vale con circunstancias que llegan a tapar cuales pudieran ser los problemas a solucionar en un fútbol por el que todos lo vivimos con esa pasión y defensa de los intereses de nuestros equipos y donde , aunque esta pasión, a veces llegue a desbordarnos y sobrepasarnos, debemos entender que lo que de verdad defendemos es precisamente la belleza, limpieza y la justicia que debería existir en este deporte.

Ahora bien, responsabilizándonos todos de nuestros comentarios y acciones, no sería demasiada exigencia pedir cuanto menos que en el caso de llevar a cabo un cometido como es el de tratar de impartir justicia, aquí hablamos del árbitro, esta esté ajustada a la realidad y que para justificar decisiones las mismas se ajusten a la verdad.

Finalizo este articulo reiterando que la figura de la persona encargada de dirigir un partido de fútbol, hoy por hoy todavía, le guste o no, corresponde a una persona a la que nadie ha obligado a desempeñar ese papel asumiendo la misma, con sus pros y sus contras, todo lo que ello lleva consigo y, sobre todo, teniendo que asumir, me reafirmo de nuevo, que el árbitro no es el protagonista en el desarrollo de un partido de futbol.

Julio Montero

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