Llevamos una semana en la que a la alcaldesa se la ha visto más en 7 días en los barrios que en toda la legislatura, se ha prodigado en todo tipo de actos y actividades, ha saludado a todo bicho viviente, ha tirado cerveza, puesto pulseras y abrazado hasta a los árboles de la calle Infantas. El resto de candidatos prácticamente igual, han demostrado una destreza en el montaje de las carpas informativas que seguramente desconocían tener, se han preocupado por traer a sus mayores de partido, los que creen que les van a rascar votos que por sí mismos no remontan, se han ofrecido a hacerse fotos hasta con tu perro para llegar a empatizar con el ciudadano votante.
El resumen de todo esto es la mala estrategia política de campaña que han demostrado muchos de los candidatos, personas que no sienten ni han tenido nunca ese sentimiento de formar parte de un partido ni se han visto ni se sienten partícipes de un proyecto sino que les han invitado a formar parte de una lista, les han dado un número de orden en ella, una camiseta y les han incluido en un grupo de whastapp donde notificarles las actividades a acudir para hacer bulto. Muy pocos de estos figurantes saben lo que significa formar parte de un proyecto porque nunca lo han hecho, dudo mucho que tengan sentimiento de equipo mas allá de formar parte del grupo de whastapp.
Algunos partidos han trazado un plan estratégico para conectar con el vecino que deja bastante que desear, poner una carpa cuan vendedor de productos capilares en espera de que un despistado venga a informarse es una profunda equivocación, lo mismo que sacar a pasear una furgoneta con un mensaje inaudible que recita una cantidad de texto imposible de seguir con el breve paso de ésta por tu lado. Atrás quedaron las campañas en prensa, los buzoneos directos y periódicos donde meter el mensaje directamente al votante, los debates radiofónicos u organizados y moderados por personas sin intereses subyacentes incluso algo tan simple para ganar votantes como chocolatadas gratuitas.
Los tiempos cambian, las plataformas se modernizan, está claro que el mensaje según la generación a tratar llega de diferentes maneras, por eso hay que rodearse de jefes de campaña que sepan aglutinar y segmentar el público objetivo para que el mensaje llegue, y no del primer iluminado con ínfulas de experto en marketing político.
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