Ayer se celebró la segunda conferencia dentro de los ciclos “Los Martes en Palacio” que tienen como marco el Palacio Real de Aranjuez. Con un rotundo éxito de afluencia de público, el director de Inmuebles y Medio Natural de Patrimonio Nacional, Luis Pérez de Prada, presentó a la conferenciante María Teresa Domínguez, arquitecta de Patrimonio Nacional y responsable de la intervención en la Casa del Labrador.
En el marco incomparable del Teatro del Palacio Real se realizó una aproximación a una de las intervenciones más importantes de los últimos tiempos en Aranjuez. Uno de los espacios más emblemáticos de la ciudad ha sido desde hace siglos un edificio complicado. Ideado por Carlos IV como una casa de campo de estilo rústico y ubicado en el Jardín del Príncipe cerca del río, cuando aún no se había modificado su trazado por esa zona, la cimentación original de madera y las características del terreno, han provocado desde bien temprano diferentes problemas que han afectado a la estructura del edificio y por extensión al interior, con humedades, grietas en suelos y techos y un preocupante abanico de patologías. Durante el siglo XX se realizaron distintas intervenciones, pero ninguna consiguió subsanar la problemática originaria. Como indicó María Teresa Domínguez antes de 2020 ya se habían iniciado los amplios estudios preliminares para recabar la máxima información sobre la situación del edificio, destacando una monitorización a tiempo real de control de movimientos y vibraciones entre otros elementos. Se recurrió a los estudios interdisciplinares más diversos y adecuados para obtener la máxima información y conocimiento del terreno y de la construcción. Cuando se estaban realizando las mesas de trabajo para decidir las vías de actuación las consecuencias del temporal Filomena agravaron el delicado estado de La Casa del Labrador y se decidió ejecutar un expediente de emergencia con lo que se consigue comenzar las obras al mes. Un tiempo record si tenemos en consideración el traslado de todos los bienes muebles posibles, protección de pinturas murales y revestimientos textiles entre otros para preservar su integridad. La intervención ha supuesto un sistema de reforzamiento de la cimentación con diferentes técnicas que llegan a 15 y 30 metros de profundidad, con lo que se pretende subsanar el principal foco de deterioro del edificio y conseguir la mayor estabilidad sobre terreno firme. La mencionada monitorización parece indicar que se ha acertado con la opción escogida y muestra una estabilización de las grietas. Esta primera fase que afecta a otros elementos estructurales ha supuesto una inversión de unos siete millones de euros. Queda pendiente una segunda fase, que tiene un presupuesto de dos millones de euros, en la que aún quedan por definir algunas de las líneas de actuación y que engloba las fachadas, los interiores con la restauración de pinturas y otros elementos, y el planteamiento museográfico. Se adelantó que en la planta baja se integrarán las medidas de accesibilidad necesarias para ofrecer un recorrido practicable. Y lo interesante que sería recuperar piezas que desde hace décadas y por problemas de conservación tuvieron que ser retiradas de la Casa del Labrador.
Gracias a la conferencia de ayer se pudo tomar conciencia de la magnitud de la intervención que quizá había quedado desapercibida para el gran público. Felicitar a las instituciones competentes por estas iniciativas tan necesarias.
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