Editorial: Aranjuez necesita de políticos capaces

 Que Aranjuez no es ni por asomo la ciudad que fue en tiempos: referente cultural, cabecera de comarca, una ciudad con una oferta comercial atrayente, limpia, mantenida, en una palabra un municipio atractivo sino para la instalación comercial, sí para fijar nuevos residentes, es algo que no se nos escapa a nadie.

El paso de diferentes gobiernos con un claro objetivo de despilfarro en el gasto público, de generar sobrecostes en obras sustentadas con el dinero de todos, con equipos de gobierno formados por concejales en los que se premiaba el apellido en lugar de lo que podían aportar al proyecto de ciudad, ha dejado lo que tenemos en la actualidad, un Aranjuez agónico no tanto en el saldo de caja municipal, que también, pero sí en imagen y proyecto. 

En la actualidad Aranjuez tiene muchas carencias, carencias que seguramente el político de turno no ve por no pasear por dónde lo hace el vecino, o por no tener que llegar a fin de mes y pagar los gastos de su empresa, o por no tener que buscar trabajo en la inexistente oferta laboral de la ciudad. 

Aranjuez se ha convertido en una ciudad sucia en sus calles, con una falta de mantenimiento notoria y comprobable en cada barrio, en una ciudad con un comercio agonizante y escaso, sin salidas laborales, mal comunicada por un servicio de cercanías deficiente y escaso que ningún político defiende, sin un futuro de implantación de empresas, como sí esta ocurriendo en todo nuestro alrededor, en una ciudad insegura donde los robos y el vandalismo son el pan nuestro de cada día, con una oferta de ocio para nuestros jóvenes inexistente, con actitudes incívicas (botellones, ruidos en parques a deshoras etc) consentidas, con una falta de presencia policial palpable, y así podríamos seguir porque tristemente es lo que nos comunican nuestros lectores día a día.

Aranjuez necesita de políticos capaces, con ilusión, con ganas de trabajar por su ciudad, y no personajes de medio pelo que vengan a llevárselo muerto cuatro años. Necesita de consensos básicos entre todos los partidos, necesita un proyecto de ciudad consensuado y que no se venga abajo con cambios de gobierno, necesita en una palabra un liderazgo y una hoja de ruta, y aquí al vecino le debería dar igual el color del alcalde o alcaldesa, porque nos jugamos mucho más que el que gobierne el partido con el que nos sentimos cómodos, nos jugamos la supervivencia de un pueblo que muchos amamos.