El tesón y entrega de unos pocos vecinos del Real Sitio y Villa de Aranjuez, junto con la diligencia y profesionalidad de dos funcionarias adscritas a Patrimonio del Estado, han hecho posible la recuperación de un trozo de historia patrimonial de la ciudad, abocado a su desaparición.
Las Reales Guardias de Infantería Walona formaban un cuerpo escogido al servicio del Rey, cuya creación se remonta a la época en la que los Países Bajos formaban parte de la monarquía de los Habsburgo. Los cuarteles de Aranjuez para alojamiento de este Cuerpo junto al de Infantería Española, fueron construidos en 1770 siendo su arquitecto el francés Jaime Marquet, autor, entre otras obras, de la Real Casa de Correos de la Puerta del Sol de Madrid y los Reales Teatros de Aranjuez, El Pardo y San Lorenzo de El Escorial.
Su grado de protección al estar dentro del perímetro del Conjunto Histórico, es el de Bien de Interés Cultural mediante RD. 2860/1983, estando incluidos ambos edificios, en la Lista Roja del Patrimonio por Hispania Nostra, desde 2015, por su grave estado de degradación y abandono.
Las piedras se encontraban en el antiguo Campamento Militar del Regimiento de Caballería Pavía 4 en Ontigola, siendo su situación de total desidia por parte de las administraciones estatal y local, conocedoras de la situación anómala de las mismas, desde hace bastante tiempo. ¿Cómo llegaron hasta allí los sillares y porque su depósito en dicho lugar?, buena pregunta con peliaguda explicación.
Sabemos del modus operandi habitual, por múltiples episodios de bandas organizadas criminales, dedicadas al expolio del patrimonio histórico español, a lo largo del tiempo en diversos lugares del territorio nacional. Primeramente, trasladan de lugar las piezas objeto, a otro asentamiento sin levantar sospechas, por el tiempo que consideren los delincuentes y encubridores, seguidamente, si nadie reclama, o denuncia su pérdida, transportan el bien a su destino final (un casoplón), o envían al circuito internacional convenido, con la impunidad, alevosía y corrupción, que acompañan este tipo de sucesos. Afortunadamente en este caso concreto, no fue así.
Recordemos casos recientes. La plaza de las Doce Calles en permanente abandono, cuando por fin se decide restaurar, de cuarenta y tantos jarrones y piñas históricos, tan solo quedaban dos originales, el resto eran copias. Conocida fue la sustracción de varias piñas de la verja del Jardín del Príncipe, recuperadas en Portugal. Apenas sonada, fue la pérdida del puente histórico del canal de las Aves en Caramillar, al ampliar la calzada; las losas calizas que fueron apeadas en un camino próximo, desaparecieron al cabo del tiempo, hasta la fecha. La Plaza Cirigata cuya propietaria es la Comunidad de Madrid, lleva siendo expoliada muchos años, lo poquito que aún permanece, correrá el mismo destino ¿queda alguna esperanza…? Es lo último que se pierde.
Diversas iniciativas ciudadanas, desde que se conoce el insólito depósito de las piedras, acuden a grito perdido, a las autoridades locales, responsables en primera instancia de la protección y salvaguarda de nuestro Patrimonio, a saber:
En el año 2006 el Cronista Oficial del Real Sitio José Luis Lindo, dirigió una carta oficial al entonces alcalde Jesús Dionisio, y traslado a cada uno de los portavoces de los cuatro grupos representados en la Corporación, de la situación anómala de las piedras.
En 2008, Ecologistas en Acción, remitió nota informativa a todos los grupos municipales, insistiendo sobre el mismo tema, e informando de casos parecidos de abandono, hacia otros bienes patrimoniales históricos de la ciudad.
En Pleno municipal celebrado el 6 de abril/2012, el citado cronista oficial, volvió a reiterar el asunto, en base a su relevante condición, en la protección y salvaguarda del patrimonio histórico del pueblo.
Han tenido que pasar 16 años, ante la inactividad de los gobiernos socialista y popular, incluso de la Corporación al completo. Enterados de la compra del solar, por una conocida multinacional hispana (propietaria de todo o gran parte del polígono industrial cercano); para que, el grupo local de Ecologistas en Acción, dijera ¡BASTA YA!, ante tanta desidia e incompetencia institucional, en la obligada recuperación del patrimonio ribereño en peligro. Poniendo en marcha su operativo de búsqueda del propietario de las piedras, mediante una batería de actuaciones (escrito a Gobierno Municipal, Mº de Defensa, Patrimonio Nacional, Patrimonio del Estado, SEGIPSA, y Mº de Hacienda), notas de prensa-informativas incluyendo a Hispania Nostra, ICOMOS (mostro su apoyo y receptividad), Bellas Artes, Casa Real, copia simple al Registro de la Propiedad de Ocaña, planos, llamadas telefónicas, etc. En definitiva, un trabajo de investigación metódico, con resultado final feliz.
El patrimonio histórico inmobiliario, representado por las piedras del frontis de Walonas están depositadas ahora, en su lugar de origen donde nunca debieron salir. Ecologistas en Acción Aranjuez, insta al gobierno municipal como máximo representante de la ciudadanía y responsable sobre sus bienes patrimoniales (aunque no sea el titular), realice las gestiones oportunas ante las distintas administraciones competentes, para iniciar los trabajos de RESTAURACION, de los edificios históricos Cuarteles de Guardias Walona y Española, sacarlos del abandono en que se encuentran, Lista Roja del Patrimonio, y ponerlo en valor, dándoles un uso compatible con sus características históricas, arquitectónicas y entorno monumental donde se ubican.
Deploramos la hipócrita actitud de muchos conciudadanos, que claman de boquilla día sí y el otro también señalando Aranjuez, para renglón seguido borrar cualquier tipo de compromiso, importando un bledo su historia pasada y futuro cercano.
Agradecer de manera sincera y entusiasta, a las personas que, con trabajo y dedicación abnegada, sin esperar felicitación a cambio, -ni maldita falta que hace-, han hecho posible aquello que parecía imposible, especialmente citar a José Luis, Mónica, María, Francisco, María José, Esperanza, Montse, Enrique, Pedro, Santos, Miguel y seguramente alguno más.
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