martes, 16 de marzo de 2021

Aranjuez escuela pública: la Comunidad de Madrid pretende cerrar 110 aulas el próximo curso

Para la Comunidad de Madrid la educación no es una prioridad, es más, ocupa un lugar bastante secundario en sus objetivos de futuro. Es duro pero es verdad. Es lo único que puede deducirse de la ligereza, de la improvisación, de la falta de planificación, de los anuncios de actuaciones que nunca llegan a materializarse, del desconocimiento de la realidad de los centros escolares, de la falta de eficacia en la dotación de recursos, del abandono en el que han estado, y siguen estando,  los equipos directivos y los docentes para enfrentarse a una situación nunca imaginada, del desprecio con que se trata a la comunidad educativa y de todas las promesas incumplidas. Y, por si eso fuera poco, vamos a peor.

En marzo del año pasado, a causa de la pandemia, se cerraron los colegios y las familias tuvieron que intentar, solo con sus recursos y la ayuda de los profesores, que el proceso de aprendizaje de sus hijos no se viera interrumpido. Todos conocemos el resultado: la carencia de recursos tecnológicos y la falta de respuesta de la administración agrandaron una brecha educativa que hoy muchos escolares siguen sufriendo e intentando reducir.

Por si esto fuera poco, la falta de planificación de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid determinó que, a una semana del comienzo del curso 2020/2021 los centros tuvieran que rehacer toda la organización interna porque hasta ese momento no se decidió el aumento de aulas que exigía la evolución de la pandemia con el fin de cumplir las exigencias de las autoridades sanitarias. Esta falta de planificación se hizo extensiva a la falta de información a los equipos directivos a los que se responsabilizó en exclusiva de la puesta en marcha de un curso atípico y se les abandonó a su suerte, a la (des)organización de las  pruebas serológicas a los profesores a comienzo de curso, a los retrasos de semanas en el nombramiento de profesores para las nuevas aulas creadas, a la falta de acondicionamiento de espacios para albergar a los nuevos grupos (con meses de retraso en nuestra localidad),  a la tardanza en enviar recursos, siempre insuficientes, para hacer frente a las exigencias sanitarias, a los retrasos en el comienzo de curso, a los constantes cambios en los protocolos sanitarios,…

De esta situación que, a pesar de todo y con mucho esfuerzo, sacaron adelante con desigual fortuna los estudiantes, sus familias, los trabajadores de la enseñanza, es decir, toda la comunidad educativa, se derivó una consecuencia positiva: por primera vez en muchos años se bajaron las ratios en la Comunidad de Madrid: gran parte de las aulas de Primaria tenían un máximo de 20 alumnos y 23 las de Secundaria para poder mantener la distancia de seguridad. Por fin eran posibles la atención personalizada y la recuperación del desfase curricular de aquellos alumnos que más sufrieron las consecuencias del confinamiento. Durante el primer trimestre incluso se contó con el apoyo adicional de más profesores. Las declaraciones de la Sra. Ayuso expresando su intención de que esta bajada de ratios fuera permanente incluso sembraron una chispa de esperanza.

Nada de eso, fue solo el chispazo que precede al apagón. A día de hoy, esas declaraciones son una burla, una falta de respeto y una prueba de la frivolidad con la que esta administración gestiona (es un decir) la educación. ¿Por qué decimos esto? Muy fácil, porque hace escasos días que la C. de Madrid ha comunicado a colegios e institutos su planificación para el curso próximo que se traduce en: cierre de TODAS las aulas que se crearon en septiembre de 2020 para respetar las medidas sanitarias, aumento de ratios en TODAS las aulas de Primaria a 25 alumnos +10%, a 30 +10% en Secundaria y a 35 +10% en Bachillerato (añadir este porcentaje solo se permite en la escolarización extraordinaria) con la consiguiente reducción de grupos y cierre de aulas que suponen una reducción de la oferta de plazas en los cursos de acceso al sistema: Infantil 3 años y 1º de Primaria. Esta reducción oculta un cierre preventivo que solo tiene como objetivo redirigir la oferta según los intereses de la Comunidad y lleva además aparejado el despido de miles de profesores que siguen siendo necesariosSolo en Aranjuez la Comunidad pretende cerrar 110 aulas para el próximo curso: un desastre educativo, pero también sanitario.

Es decir, la Consejería de Educación tiene pensado que los escolares de Madrid comiencen el curso próximo en aulas masificadas, lo que demuestra su desprecio no solo por la legislación vigente, al que ya estamos acostumbrados, sino también por las consecuencias que este hecho tiene tanto para su proceso de aprendizaje como para su salud y la de toda la población. A día de hoy no hay ningún dato que permita deducir que en septiembre no serán necesarias las medidas sanitarias que tenemos ahora y que se han demostrado eficaces, todo lo contrario: en esas fechas los escolares no estarán vacunados y gran parte de sus familiares, personas jóvenes en su mayoría, tampoco. Mucho nos tememos que vuelva a repetirse el penoso espectáculo de septiembre.

Desde la Plataforma por la Escuela Pública de Aranjuez exigimos que para el curso próximo se mantengan TODAS las aulas que se abrieron en septiembre de 2020, que las ratios no superen los 20 alumnos por aula en Infantil y Primaria ni los 23 alumnos en Secundaria y Bachillerato, que se mantenga la oferta de plazas escolares en los centros públicos sin reducción de unidades, que se tomen las medidas necesarias para garantizar una enseñanza presencial en TODOS los niveles educativos, que se mantengan las plantillas actuales de profesorado y  que se dote a los centros de los recursos tecnológicos necesarios para garantizar que los alumnos que lo necesiten puedan seguir sus clases on line.

El Consejero de Educación y quienes le asesoran deberían saber la diferencia entre planificar e improvisar. En marzo pasado se limitaron a abandonar a la comunidad educativa siendo incluso incapaces de darles un soporte adecuado desde EducaMadrid, en septiembre se dedicaron a improvisar con prisas un comienzo de curso caótico y ahora que dicen que van a planificar resulta que están fuera de la realidad. Menudo panorama.

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