La pandemia que sufre el mundo y nuestro país en particular está dejando en la sociedad algo más que fallecidos. La lucha política que estamos viviendo en España y más concretamente en la Comunidad de Madrid no tiene parangón.
Recuerdo al principio de la crisis sanitaria declaraciones de líderes políticos que llamaban a aunar esfuerzos en busca de soluciones para atajar lo que se nos venía encima, a no hacer "sangre" política buscando nombres para responsabilizar sino todo lo contrario, cuando un sector de la población incluso de sus propios militantes no se explicaban porque no se hacía, recuerdo escuchar declaraciones en la línea de que no era el momento y que esto ya se vería más adelante.
A día de hoy centrándonos en la Comunidad de Madrid, estamos sufriendo un espectáculo político que roza el esperpento. Lejos de hacer precisamente eso, política, y buscar consensos, medidas razonadas en pro de una salida airosa que nos permita afrontar un futuro sanitario con garantías, nuestros políticos han convertido nuestra comunidad en su particular campo de batalla en el que generar odios y fobias, y que poco a poco está consiguiendo dividir a la sociedad y a sus vecinos. Estamos entrando en un punto que la política parece haber olvidado la razón principal de la lucha: salvar vidas. Hemos traspasado líneas como la moralidad, la ética y el respeto a la vida para llegar al escenario de la defensa a ultranza de "los míos" sin el simple cuestionamiento de si las medidas que defienden son las acertadas.
Hemos pasado a enfrentar municipios, a una guerra en las redes sociales sin cuartel en la que los soldados son quienes batallan discutiendo, insultando, con sus perfiles personales atacando al político que no es de su partido con descalificaciones que en ocasiones rozan lo denunciable, sin darse cuenta que son meras marionetas movidas por los hilos de quienes no tienen problema para llegar a fin de mes, quienes cobran mes a mes sin la incertidumbre de estar en un ERTE, o quienes simplemente deciden y planifican cómodamente desde su chalet con piscina.
Debemos recuperar la conciencia y el pensamiento claro, en política no todo vale, "los nuestros" también se equivocan y reconocer eso es lo que nos da la independencia del pensamiento y el criterio, porque sino la deriva de la sociedad terminará en futuros oscuros ya vividos en los que nadie queremos estar, para eso precisamente sirve la historia y la cultura, para reconocer estrategias, situaciones y tener criterio de juicio.
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