viernes, 22 de noviembre de 2019

Camposanto insostenible

Asombra constatar el pobre tratamiento que recibe el patrimonio cultural de la ciudad, donde el respeto por los valores ambientales que debieran ser insignia y modelo de identidad, están en franco retroceso.  

El cementerio municipal llamado de Santa Isabel, abre sus puertas en 1864 (s. XIX), con proyecto original de Juan Segundo de Lema, compuesto de planta cuadrada en dos niveles apreciables y varios ejes o calles alineadas con arbolado de cipreses (Cupressus sempervirens), a partir de las cuales, se desarrollan numerosas hileras de sepulturas.

Resulta imposible comprender la nefasta autorización por los Servicios Técnicos Ambientales, en tapar con hormigón los pequeños alcorques dispuestos en la base de los cipreses. Esta lamentable actuación contra nuestros queridos árboles, que acompañan la paz de los difuntos, supone una merma considerable en su acopio de agua, ya de por sí limitado por la escasez de lluvias, aireación del sistema radicular y encintado del fuste, todo ello, sumado al añoso de muchos ejemplares, supondrá en el corto plazo su decaimiento y muerte prematura. Estamos convencidos que cualquier administración seria y responsable, haría justo lo contrario, embellecer y destacar los huecos. 

Los parterres de alineación ubicados en la calle exterior al recinto, compuesto por rosales de diferente porte y color, están cubiertos por maleza que crece sin control, tapizando incluso el paseo, sumado al nulo riego y escaso mantenimiento, provocan en todos los arbustos su decrepitud y secado.          

En los tiempos actuales, donde el abuso del plástico se ha convertido en uno de los problemas más graves de salud y ambiental del planeta, debido a su descomposición formando microparticulas, que terminan en la cadena alimenticia del ser humano a través del medio marino principalmente; resulta triste y desolador el espectáculo visual y paisajístico de nuestro histórico camposanto, tan carente de gusto y sensibilidad por parte de muchos familiares de los difuntos, colocando múltiples centros de flores de material sintético, sobre bellas lapidas esculpidas sobre mármol, caliza y granito. Existen alternativas al cutre y antiestético plástico, como por ejemplo, instalar jardineras de barro o cerámica, con plantas vivaces (no requieren riego), que ejercen un importante papel decorativo, debido a la variedad de formas y colores, asegurando una floración estable, en buena parte del año.  

Existe una pequeña capilla, que data del mismo año de la inauguración, en ladrillo estilo neomudejar con sencilla fachada e interesante cornisa del mismo material y remates calizos esquineros, presentando todo el conjunto abandono y dejadez suprema, impropio de una ciudad con el importante legado histórico transmitido.   

Ecologistas en Acción lamenta las deficiencias, que afectan desgraciadamente como viene siendo habitual en este Real Sitio, al patrimonio natural, histórico y cultural, considerando que debe restaurarse el singular edificio, mantener en buen estado los cerramientos de hierro originales en sepulturas, por su valor histórico y etnográfico; así como devolver al arbolado, el respeto y distinción que merece, recuperando los alcorques.

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