Estamos asistiendo en los últimos días, por parte del bipartidismo, a un nuevo episodio en el que se cruzan acusaciones a cuenta del cobro y no devolución de salarios indebidos y por la otra parte de acusación de financiación ilegal de actos electorales. Todo ello aderezado por continuos anuncios de una batería de nuevas inversiones y obras cuando solo faltan tres meses para las próximas elecciones, como si los ciudadanos fueran tontos o no tuvieran memoria.
No lo han entendido. No se han dado cuenta Vds. todavía de que el veredicto de la opinión pública está ya dictado y que pesa sobre sus cabezas y sus respectivas siglas, una condena sin paliativos por parte de una masa ingente de electores. Siguen sin comprender lo inútil de ese ejercicio que practican continuamente y que consiste básicamente en tirarse las vergüenzas a la cara como si eso les librase de las propias.
Y a estas alturas no han comprendido que espectáculos como los que ofrecen día si y día también, solo sirven para ratificar a la opinión pública en su juicio de que "todos somos iguales". No todos lo somos, es cierto, pero también lo es que algunos se parecen entre sí como gotas de agua.
Lo que el pueblo necesita, exige más bien, no son sesiones plenarias maratonianas en las que se enzarzan en discusiones estériles y en aprobar propuestas que saben de antemano que no van a cumplir. Tampoco deberían ofrecernos el triste espectáculo de iniciar de repente una carrera para ver quien llega el primero en presentar unas medidas de regeneración y de actuaciones futuras para aparecer ahora como los más preocupados por mejorar la gestión de nuestro Ayuntamiento, sobre todo porque a estas alturas nadie les cree ya.
Se le debería haber metido en la cabeza que el mal ya está hecho, que llevan demasiados años realizando unas prácticas inadmisibles a cargo de los que, se supone, son servidores públicos, endeudándonos hasta las cejas y metiéndonos en un callejón sin salida del que difícilmente vamos a poder salir.
Déjense de peleas, sectarismos y demagogias baratas porque el tiempo para combates a primera sangre se les ha acabado ya.
Antonio Belmonte.
Vocal Directiva Acipa.
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